martes, 17 de marzo de 2015

MANIFIESTO ASOESCENA POR EL DÍA DEL TEATRO



El teatro como arte escénico es un arte vivo, en donde el cuerpo del actor y todo su ser está expuesto para la creación de un momento estético y reflexivo, en medio de un público que en vivo mira la construcción de un mundo ficcional, paralelo, sensible, lleno de provocaciones que lo invitan a ser parte de esta metáfora desde su imaginación.
La provocación de estos diálogos sociales desde las artes requiere meses y meses de trabajo, de conceptualizaciones, de reflexiones, de desenmascararse uno mismo para enmascararse en el otro, en el personaje. Un trabajo intenso no reconocido como tal, porque nuestra labor es  llegar a las almas, a los corazones, a la mente, a la sensibilidad, y las cosas del espíritu y de la reflexión no son productivas económicamente, al contrario, devela la nube gris conque muchas veces nos consumimos mutuamente como humanos y eso puede ser perjudicial para un sistema establecido.
Y desde esas fervientes utopías que nos mantiene vivos y paradójicamente las creemos posibles, seguimos creando, desde la precariedad laboral, pero sin sacrificar la obra escénica y sus discursos conceptuales y estéticos, generando nuestra acción política desde nuestros trabajo diario, no desde las peroratas, resistiendo desde nuestro accionar a un sistema social que se maneja desde intereses de lucro y no desde la corresponsabilidad social.
Pero creer en la utopía y los sueños no es desvanecerse en la pobreza y la marginación social, no debemos seguir admitiendo prejuicios sociales ni discriminación laboral contra los artistas escénicos. Exigimos la creación de políticas culturales que nos permitan trabajar, la creación de una ley de Las Artes escénicas que entendiendo nuestras particularidades, y que al igual de todos los ciudadanos, nos garantice nuestros derechos como investigadores, creadores, trabajadores y públicos de las artes escénicas, un SUMAK KAWSAY para el imaginario de nuestras ciudades y poblados.  

Las relaciones democráticas son contrapuestas, no existe una igualdad por sí misma, y las artes parodian todas estas y más contradicciones que hasta parecería “contradictorio” creer que un poder establecido acepte nuestras propuestas,  pero como la máxima del teatro es que el conflicto de dos fuerzas en pugna da paso a la acción (dramática)… accionamos. Como lo dijo el poeta “se hace camino al andar”  y si es juntos, artistas y públicos, lograremos nuestros propósitos, abriremos los espacios, y se seguirán llenando de la magia estética del mundo transformado en drama o comedia,  sensibilizándonos e igualándonos  a todos en simplemente humanos, con sus máscaras debeladas en una risa o un llanto que se vuelven eternidad. Mucha mierda compañeros, la función debe continuar.

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